El domingo era el Cross de San Silvestre. Con el recuerdo en el cuerpo de la salida del sábado, me fuí a correr este cross, con ganas de ponerme un dorsal, y hacer lo que más me gusta, correr. Sabía que las sensaciones serían malas, al igual que en el cross de mi otra casa (Cartaya), pero a por ellas fuí...
El ambiente en estas carreras es muy familiar, imagino que al igual que en otras localidades. Casi todos nos conocemos, y desde el primero hasta el último en cruzar la meta, es animado tanto por el público como por otros participantes. Terminas la carrera, y lo primero que haces es saludar a tu "rival". Eso es lo que hice, saludar a Marcial González, también triatleta. Con él, y alguno más hice casi toda la carrera. El ritmo que quería llevar era alto (para mi nivel actual), e intentar mantenerlo. No lo conseguí después de las 4 vueltas: 1ª 7:22 a 3:53; 2º 7:49 a 4:07; 3ª 7:58 a 4:12; y 4ª 8:00 a 4:13. Es decir, cada vez un poco más. Crucé la meta en 31:11 a 4:06 de media total, de más a menos. De todos modos, no hubo una "explosión" y evidentemente, esa primera vuelta, fue más rápida de lo que debía haber hecho, pero en las siguientes 3 vueltas, más o menos me mantuve, a pesar de la falta de fuerza, dolor de estómago, y lo revolucionado que iba, sin poder "meter una marcha más". En meta el 14º y 4º de mi categoría.
Las fotos, como casi siempre, de María José y Javier Lozano, el cual se hizo 4 veces la prueba, 25 kilómetros, preparando un reto compartido.
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