Globerada en el triatlón olímpico de Málaga

Decir que el triatlón empieza con la natación parece demasiado obvio para aquel que más o menos conoce este deporte, pero sin duda es incierto. La cuestión es que todo triatleta sabe que comienza antes. Preparar el material, y sobre todo, si viajas fuera puede resultar definitivo en el rendimiento final.

El triatlón de Málaga lo marqué en el calendario con idea de combinar familia, viaje y deporte. Viajando con dos pequeñinas, lo que un triatleta debe llevar a una prueba de este tipo, se queda corto. Por suerte, no fueron los peluches con los que duermen mis nenas, los que se quedaron en casa. "Pupi" y "Guaga" vinieron a Málaga, pero no mi neopreno...

Me dí cuenta nada más bajar las cosas al llegar al hotel. Tenía la esperanza de que se nadara sin él, pero finalmente fue opcional, así que eso condicionó mi prueba. Nadé mal por tiempo y puesto, aunque no por sensaciones, aunque los primeros metros fueron complicados entre tanto neopreno.

Sabía que la prueba iba a ser en plan remontada, iba con buena mentalidad, y con muchas ganas. La bici, en un grupo donde no todo el mundo colaboraba, la disfruté. Eso pasa cuando te notas bien, con fuerza, hasta cierto punto sobrado, aunque no como para buscar la "heróica". El entreno que hice la semana pasada con mis compañeros de club, ayudó. Una crono de 20 km...

A pie, las sensaciones fueron muy buenas también, disfrutando de la carrera, como hacía tiempo. Remonté muchos puestos, entrando en meta el 9º de la general, y la foto, hecha por mi cuñada, refleja el momento en que le daba la mano a Martina, para entrar juntos de nuevo en meta.

Prueba recomendable, a la que volveré en 2015, si se vuelva a organizar, con mi neopreno acompañando a "Pupi" y "Guaga"...